En el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, que se celebra cada 19 de noviembre, quiero que recordemos la relevancia de que las mujeres puedan liderar emprendimientos.

Ocho de cada 10 jefaturas de hogares monoparentales son mujeres, de acuerdo a cifras recientes del INE. Muchas de ellas logran compatibilizar las labores de cuidado y sustentar económicamente a sus familias gracias a que emprenden. Les es inviable emplearse en un contexto laboral donde sabemos que aún hay importantes brechas salariales con los hombres.

Probablemente lo anterior explica por qué a noviembre de 2022 un 59% de los emprendimientos en Chile están siendo liderados por mujeres -estudio de la fintech europea SumUp-. Eso nos levanta la necesidad de seguir fomentando el emprendimiento femenino y acortar brechas de género -por ejemplo, sigue habiendo casos donde se pide a mujeres libreta de matrimonio para sacar cuenta corriente o consentimiento del marido para esterilizarse, como hemos detectado desde el propio G100-, porque todo influye a la hora de poder emprender. Lo anterior también incluye el mundo político y las empresas de mediano a mayor tamaño, y mejorar sus índices de participación en cargos de alta dirección. Hemos dado pasos, pero la brecha aún existe y es profunda.

Ya es difícil emprender, pero emprender siendo mujer lo es mucho más. Hoy las miles de mujeres que lideran sus negocios son personas tremendamente excepcionales: capaces de contener emocional y económicamente a sus familias y a ellas mismas, capaces de no dejarse intimidar o abatir en situaciones que se vuelven mucho más difíciles solo por el hecho de ser mujer. Necesitamos que emprender no sea un camino de mártires, para dar más espacio a ese talento creativo que muchas veces solo se despliega cuando el negocio es tuyo.

Revisa la nota de El Mercurio de Valparaíso ¡aquí!

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