Por Alex Horvitz, fundador y CEO de HCS Capital e integrante del G100

La ola de innovación que llegó a Chile hace un cierto tiempo se ha ido acelerando y tomando una magnitud sin precedentes en nuestro país. Es difícil identificar una fecha exacta de cuándo todo esto empezó, pero quizás el hito más relevante fue la creación de Startup Chile en el 2010. Esto puso a Chile en el mapa de la innovación y la creación de startups en Latinoamérica, y es impactante ver que este programa ha acelerado a más de 2.000 startups en 10 años.

Durante los últimos tres años, todo lo que Chile venía haciendo en innovación se juntó con una gran abundancia de capital en el mundo y especialmente en Latinoamérica. El broche de oro del ciclo lo da el gran éxito de los unicornios made in Chile: Cornershop y NotCo. Con todo esto aprendido, lo que viene es más y más grande.

Los fondos de Venture Capital internacionales como Softbank, Sequoia, y Andreessen & Horowitz así como los especialistas regionales como Kaszek, Monashees, ALLVP y HCS Capital encuentran en Latinoamérica equipos altamente innovadores y modelos de negocio con capacidad de crecer regionalmente, incluso algunos con el potencial de crecer a nivel mundial. Adicionalmente, las valorizaciones de startups latinoamericanas siguen siendo mucho más atractivas que los valores que se transan en Europa, Israel o EEUU.

Analizando la historia reciente, vemos que muchas de las startups nacionales tienen varias cosas en común: un equipo que persigue una pasión por resolver grandes desafíos y también fundadores que saben combinar un profundo entendimiento de las oportunidades de negocio con grandes capacidades tecnológicas y de marketing.

Por ejemplo, NotCo quiere mejorar la alimentación de las personas, Betterfly quiere darles seguridad financiera, Jooycar quiere ayudarlas a cuidar sus vehículos y sus vidas ayudándolos a manejar mejor sus ahorros y gastar menos, Fintual quiere darles acceso a inversiones. Adicionalmente, todas estas startups han desarrollado plataformas tecnológicas sobresalientes.

La pasión que hay detrás de estos proyectos es clave en su éxito. Cuando los VCs nos reunimos con emprendedores, su pasión por innovar literalmente les quita el sueño: no pueden esperar a hacer su sueño realidad. Esta pasión y deseo de mejorar las cosas genera una gran energía y motivación en los equipos que se suman al proyecto, por lo que están dispuestos a hacer grandes sacrificios para llegar a la meta.

¿Qué le falta al ecosistema de startups chileno? La verdad es que no mucho, como en los deportes de alto nivel, tener a un número uno local hace que los aspirantes sientan que es posible. Las startups chilenas ya tienen varios número uno y además están fuertemente apoyadas por un ecosistema potenciado por CORFO y los VCs

Podríamos mejorar facilitando y acelerando la llegada de capitales extranjeros y potenciando aún más la formación de ingenieros y técnicos. También deberíamos apoyar a las startups a entender que el hecho de que Chile sea una economía pequeña es una bendición. Nacimos para exportar y eso es una gran ventaja: desde el primer día hay que pensar que nuestro producto nació para ser usado en cualquier país del mundo. Así es, innovación chilena y sin complejos.

Muchas startups chilenas han mostrado el camino expandiéndose a Perú, Colombia, México y Brasil e inclusive a EEUU: es un gran orgullo ver los productos NotCo en Wholefoods y los de gestión de flotas de Jooycar en Amazon.

Mirando el panorama general, vemos que esta tendencia de querer emprender genera muchísimas externalidades positivas. La creación de empleos de calidad y diversos como grafistas, diseñadores, psicólogos, ingenieros, técnicos, financieros y gerentes.

“Vivir” en una startup da una experiencia única en términos de rapidez, flexibilidad y dinamismo que incluso para los que decidan posteriormente integrarse a compañías establecidas, les da ventajas muy valiosas. En resumen, como decía Steve Jobs, ¿por qué unirse a la Marina si puedes ser pirata?

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